Esta miniserie es una obra discutida. Promocionada como una de las mejores historias del cimmerio en comic de los últimos años, ofrece bastantes puntos que pueden disgustar a los fans más veteranos. En el dibujo Truman desarrolla sus puntos fuertes como son la gran capacidad narativa y expresva, pero también esa extraña anatomía que muestarn sus personajes. Por otro lado acentuada con el guión de Lanslade que muestra el Conan más brutal que se ha visto en muchísimo tiempo (personalmente opino que completamente fuera de lugar) y que muestra una extraña afición por el diálogo, muy alejada del adusto cimmerio que muchos recordamos de las geniales adaptaciones de Roy Thomas. A ello se une la desaparición de esa figura del narrador, que tan bien empleaba Thomas y que le permitía eliminar los bocadillos de pensamiento en el cimmerio, así como los diálogos explicativos que tan poco se adaptan a la personalidad de Conan.
En la miniserie Conan y las canciones de los muertos, Joe R. Landsdale y Timothy Truman se reúnen para contarnos una de las historias más brutales y violentas de Conan. El cimerio sabe que un toque suave a su enemigo es la estrategia adecuada para salirse con la suya.
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