Conan se mete sin comerlo ni beberlo en medio de una conspiración nobiliaria de las que se hacen en las alcantarillas del poder. Uno de tantos actos impulsivos le acaba colocando en el centro de dicha conjura en la que hay doble juego, odio fraternal y amor paternofilial. Señores crueles, algún gobernante noble, damas de alta cuna tan bellas como depravadas, sicarios con tanta fuerza como poco cerebro… en fin, algunos de los ingredientes habituales que uno se puede encontrar en el guiso nemedio de turno. No revelo nada si digo que la presencia del guerrero acaba haciendo que planes bien meditados salten por los aires y todo el mundo acabe luchando por salvar su vida. Tampoco si menciono el hecho de que hay dragones (al estilo dinosaurio habitual), hechiceros y monstruos (al estilo lovecraftiano habitual.) Mucho menos, en definitiva, si digo que éste es un tebeo de Conan de los de manual, pero afirmar eso sería ser injusto con el mismo.
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