El argumento juega con una de las diferencias fundamentales entre los protagonistas de la historia: la relación con la magia. Así como Tony declara siempre que tiene ocasión que odia la magia, Muerte la asume como parte de su herencia materna y por la necesidad de hacer uso de la misma en la batalla que durante años librará frente a Mefisto por el alma de su progenitora. En esta ocasión, el buen doctor recupera uno de esos proyectos que de cuando en cuando saca del cajón: que Morgana Le Fey, la hechicera y adversaria de Arturo, le instruya en su conocimiento de la brujería. Esta idea –que Bendis recuperaría en los primeros números de Los Vengadores Oscuros- sirvió para forjar una alianza entre ambos villanos durante su primer encuentro y sirve ahora a Muerte para intentar hacerse con el poder de Excalibur.
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